Joan Cantarero · Público · 13 de enero de 2021

El nombramiento de Mike Pompeo (hoy Secretario de Estado) al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) –tres días después de que Donald Trump entrase en la Casa Blanca– determinó un endurecimiento del espionaje a Julian Assange, aumentando exponencialmente su control y el de sus visitas en la embajada de Ecuador en Londres, ejecutado a través de la empresa española UC Global que tenía asignada la seguridad de esa sede diplomática.
La actividad investigadora de Wikileaks no se había detenido en ningún momento a pesar de la situación de confinamiento de Assange en la embajada ecuatoriana. Y las sospechas de una inminente publicación de nuevos documentos secretos con material sensible inquietaban notablemente a las empresas vinculadas con la inteligencia estadounidense, que multiplicó sus esfuerzos para socavar la inmunidad y la protección del activista australiano.
Con Pompeo al frente de la CIA desde el 23 de enero 2017, se ejecuta una serie de movimientos estratégicos cronológicamente muy relevantes para las investigaciones activas en la Audiencia Nacional sobre la vulneración de los derechos legales del fundador de Wikileaks y de sus abogados, en el llamado Caso Assange, contra los autores e instigadores.
Casualmente en esas fechas David Morales, el guardián de Assange como propietario de UC Global, ya estaba en Estados Unidos desde el día 20, alojado en el Hotel Venetia de Las Vegas, propiedad del multimillonario Sheldon Adelson –fallecido este martes, a los 87 años–, acompañado de su mujer Noelia Páez.
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